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Louvre

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La Virgen y el Niño en Majestad

Siglo 1270 por Cimabue

El trabajo en esta galería marca el final del período Bizantino y el comienzo del Renacimiento italiano. En el siglo XIII, Italia se dedicaba a la pintura y, a finales del siglo, un artista llamado Giotto inventó una nueva forma de pintar a la gente ya la naturaleza. Pintó caras expresivas y paisajes que parecían más naturales y cambia la forma completa de realizar las pinturas.

Cimabue era el maestro de Giotto. Todavía podemos ver la influencia del arte bizantino en su enorme panel de pintura, que mide más de 4 metros de altura y donde el artista representa dos columnas de ángeles a cada lado de una monumental Virgen María. Tiene el fondo de oro tradicional que es típico del arte bizantino. Sin embargo, estos elementos van acompañados de una ejecución más suave, buscando un nuevo enfoque de la luz y la sombra o efectos cromáticos.

A pesar del aspecto plano de los ángeles que rodean a María, un nuevo tratamiento del espacio se ejemplifica a través del trono en el que María está sentada. El artista expresa un deseo de construir el espacio en perspectiva. Esto fue totalmente innovador en 1280.

La sala en la que se encuentra ahora está dedicada a la pintura italiana, pero si mira por encima de su cabeza, verá un magnífico techo adornado con los nombres de los principales artistas europeos, desde Van Dyck y Da Vinci hasta Poussin y Lebrun. ¡Le toman su respectiva foto!

Al caminar desde esta pintura renacentista temprana hacia los siglos XIV y XV, se verá cómo los artistas refinan el tratamiento del espacio e inventan nuevas técnicas de pintura, introduciendo un deseo de capturar emociones humanas y posturas naturales.

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Tips

El cuadro fue descubierto por Vasari en 1568 en la iglesia de San Francesco en Pisa, lugar donde adornaba el altar mayor. Por esta razón, algunos especialistas han establecido una conexión entre esta obra y la estadía de Cimabue en Pisa, atestiguada en 1301-1302. No obstante, un estudio estilístico de la pintura y la comparación con el Maestà, hecho para Santa Trinita en Florencia (una producción tardía del artista), sugiere que la pintura que nos atañe fue una creación temprana, aunque ésta ya contenía elementos que darían testimonios de la investigación y aspiraciones del pintor, a quien se debe el renacimiento de la pintura en Italia. De esta manera, Cimabue estableció los puntos que servirían como referente para la pintura del siglo XIV.
No es de extrañarse que en la Edad Media el tema más común en el mundo artístico, específicamente en la pintura fue la representación de la Virgen María, ya que la devoción crecía y crecía en el mundo católico.
En el año de 1811, durante la guerra napoleónica, la obra fue trasladada a París. Posteriormente, entre los años 1937 y 1938 fue restaurado, ya que la pintura estaba en una condición sumamente precaria al grado de que las figuras centrales y el fondo dorado tuvieron que ser pintados nuevamente en su mayoría. Por otra parte, había bastantes dudas acerca de la autoría de la pintura, y se llegó a suponer que era obra de un pintor sienés, probablemente Duccio, sin embargo, se concluyó que el autor sí era Cimabue.