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Paris

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Enrique IV

Enrique IV, el rey de la frase “París bien vale una misa”.

Originario de la Navarra francesa, protestante, es obligado a casarse con la hija de Catalina de Médicis, católica, como una gran alianza entre los católicos y protestantes y calmar las guerras de religión del siglo XVI. Luego de la matanza de San Bartolomeo, donde durante las mismas bodas reales los parisinos encierran y matan a miles de protestantes, Enrique queda prisionero en el Louvre. El rey Carlos IX lo deja finalmente escaparse a él y su esposa a Navarra en señal de arrepentimiento de la matanza. Sin embargo, el destino es curioso. Los hijos hombres de Catalina mueren y finalmente le ofrecen ser el rey de Francia, con la condición de transformarse al catolicismo. Al pensar en que podía ser rey de Francia, dice “París bien vale una misa”. Se bautiza en Notre-Dame y es nombrado rey de Francia. El primer monarca francés de la casa de los Borbones.

Durante su reinado realiza grandes obras para París, y quizás la más importante: la firma del Edicto de Nantes. Decreta la plena libertad de religión, siendo Francia uno de los países avanzados en la época y ejemplo para otros soberanos. El pueblo francés lo pasó a llamar “Le bon roi” (el buen rey).

Se dice que en cada estatua del caballo existe un código que es el llamado código ecuestre. Al observar la posición de las patas del caballo, nos da un indicio de cómo fue la muerte del jinete. 2 patas delanteras levantadas: muerte en batalla. Una pata delantera levanta: muerte por herida de batalla. Cuatro patas en el suelo: muerte natural. Tres patas levantadas: …. Imposible! . Y este caballo que está caminando, una pata delantera y otra trasera: muerte por asesinato.

Ravaillac, un fanático religioso, ve un momento en que el carruaje de Enrique IV está sólo. Abre la puerta y lo apuñala, siendo uno de los crímenes más sentidos por el pueblo francés.

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Metro: Pont-Neuf (Línea 7)