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Buenos Aires

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Edificio Kavanagh

El edificio Kavanagh se inauguró en 1936 y fue, por mucho tiempo, el edificio de hormigón más alto de Sudamérica. Su construcción llevó solo 14 meses y fue el primer edificio de vivienda en Buenos Aires que tuvo aire acondicionado centralizado.

El Kavanagh tiene 120 metros de altura, con 33 pisos y 105 departamentos de lujo. Cada uno de estos tienen la particularidad de ser todos distintos y cuentan con un palier privado. El edificio tiene 5 entradas independientes, 12 ascensores, una pileta, talleres de lavado y planchado, cámara frigorífica para las pieles y alfombras, sistema telefónico central y depósitos de seguridad, pensemos que todas estas comodidades fueron muy novedosas para la época en que se inauguró. Además, hasta el dia de hoy el edificio no tiene cocheras ni portero eléctrico, es decir, las personas deben anunciarse al personal para poder ser recibidas.

En 1999 el edificio fue declarado Patrimonio Mundial de la Arquitectura Moderna, por este motivo sus habitantes no tienen que pagar impuestos municipales, de todas formas, se deben comprometer a mantener en buen estado el edificio y a conservar los departamentos tal como son originalmente.

En 1948 se vendió el piso 14 que perteneció a Corina Kavanagh, este es el único departamento que ocupa todo el piso, por consiguiente, tiene vista 360 hacia la ciudad de Buenos Aires.

Este edificio, por sus características técnicas, compartió un galardón con la Torre Eiffel, con la Represa de Assuan y con el Canal de Panamá.

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Tips

Es muy famosa la historia de amor o desamor que dio origen a este suntuoso edificio. Corina Kavanagh pertenecía a una familia adinerada pero no patricia (lo que se llamaba despectivamente “nuevo rico”), y no se sabe ciertamente si ella o una de sus hijas tuvo una historia de amor con el hijo de Mercedes Castellanos de Anchorena, quienes sí provenían de una familia patricia y pertenecían a la alta sociedad. Cuando Mercedes se entera de la relación de amor entre su hijo y una de las Kavanagh se opone de forma tajante por sus diferencias de status y logra separarlos.

La familia Anchorena vivía en el palacio homónimo donde hoy es la sede ceremonial de la Cancillería (Arenales 761). Desde la residencia se podía ver la Basílica del Santísimo Sacramento que había sido construida para oficiar de sepulcro familiar de los Anchorena.

Frente de la Basílica, antes de llegar a la plaza, había un lote vacío, el cual iba a ser adquirido por Mercedes Castellanos de Anchorena para construir su nueva mansión, pero se demoró demasiado y Corina Kavanagh, en venganza, compra el lote y encarga hacer su edificio con un único objetivo: tapar la vista del palacio hacia la Basílica.


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