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El Palacio Asirio (Rey Sargon II)

El palacio asirio, residencia oficial del soberano, es la encarnación del poder imperial, por su gigantismo arquitectónico y la exhibición de un esplendor alimentado por las riquezas del mundo. La majestuosidad de la decoración de los grandes relieves exaltó el poder de un imperio que en su apogeo extiende su hegemonía desde Irán hasta Egipto.

Convertido en rey de Asiria, Sargón II decide la construcción de una nueva capital que atestiguará el tamaño de su reinado. Toda la ciudad está dedicada a la exaltación del soberano, incluso en la longitud del muro exterior cuyos 16 283 codos corresponden al valor numérico de su nombre.

Es de una fachada externa de este sector privado que viene este alivio. Sargón aparece allí, reconocible por su alta estatura y la tiara real tronconica adornada con cintas con las que está usando. Frente a él se encuentra un alto dignatario cuya diadema de cinta parece indicar que él es el príncipe heredero Senaquerib. Las trazas de pigmentos sugieren que los relieves deben pintarse, al menos parcialmente. Su combinación con frisos de murales contribuyó a una exhibición ostentosa destinada a magnificar el papel de un soberano que se hizo pasar por dioses elegidos y maestro del cosmos.

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Tips

En el Imperio Asirio, la residencia oficial del soberano, en este caso Sargón II, representa al corazón del poder. La majestuosidad y el esplendor fungen como reflejo de el poder imperial que hay, características que dotaran de gloria a quien lo haya construido. Por esta razón los reyes asirios construyeron palacios dentro de su capital Assur, sin embargo, fue a partir del siglo IX que los logros arquitectónicos alcanzarían su máxima escala, aportando excepcionales piezas dentro de grandes y ostentosos palacios en el corazón de las sucesivas capitales, conformados con sumo esplendor.
El precursor de la arquitectura palaciega asiria fue Assurnasirpal II, cuyo palacio de Kalhu se tomó como referencia, estableciendo así los principios rectores de dicha arquitectura. Mezcló la tradición mesopotámica y las contribuciones sirioanatólicas, con lo que dio lugar a la decoración de la pared con grandes relieves tallados, así como estructuras descomunales. Sargón II construyó una prestigiosa capital, cuyo corazón era un magnífico palacio de majestuosa decoración.