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La salle Mollien
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Una de las pinturas más emblemáticas que guarda esta sala es la Balsa de la Medusa, del autor Théodore Géricault. Y es que esta obra es la representación de la ruptura de las “reglas” de la escuela neoclasicista pues muestra la contra parte de la calma y el orden que en ese entonces era predominante en esta corriente estética.
La obra de Géricault, que como ya lo mencionamos, terminó antes de haber cumplido treinta años fue el ícono del Romanticismo Francés. ¿Y cómo no serlo? Si la temática que encierra este cuadro habla sobre el trágico accidente del buque de la marina francesa llamada Méduse, la cual, encalló debido a su apresurada construcción. Debido a este accidente 132 personas murieron. Al ser un escándalo internacional, Théodore, supo elegir el acontecimiento que generaría interés al rededor del público y se comprometió tanto con este trabajo que para poder plasmar de la forma más detallada posible la balsa busco a dos de los supervivientes para entrevistarlos y acudió a depósitos de cadáveres para poder observar y plasmar el color y textura de la carne de los muertos.