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Louvre

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Madame Récamier

Madame Récamier, Jacques-Louis David

Este es un retrato de una de las más famosas mujeres de la época: Juliette Récamier. La veos graciosamente reclinada con su cabeza girada hacia el observador, con un vestido blanco en el más puro estilo de la antigüedad. Si observan bien la habitación está vacía, excepto por el sofá, taburete y el candelabro de un estilo Pompeyo. Ella es observada desde cierta distancia, lo que hace que su rostro sea bastante pequeño. Más que un retrato de una persona, el cuadro representa un ideal de la elegancia femenina.
Madame Récamier en el momento del cuadro tenía sólo 23 años y ya era la mujer más famosa de su tiempo. Era la hija de un notario y simbolizaba la ascensión social de la nueva elite post-revolucionaria. Su esposo, se había transformado en uno de los principales banqueros de Napoleón. En su mansión, mucha gente de la época iba a divertirse, especialmente escritores como Chateaubriand que sucumbían a los encantos de Madame.

Esta obra fue extremadamente vanguardista para los años 1800. Más que un retrato es una oda a la feminidad y elegancia de aquella mujer de época. El cuadro nunca fue terminado y no se conocen los motivos, pero nos permite observar la técnica de David, en particular en los colores utilizados para los fondos, antes de ser rellenados con otras imágenes.

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Tips

Se dice que a Madame Récamier le disgustaba la pose que debía mantener por un largo tiempo, además, pensaba que el artista trabajaba demasiado lento, tantas fueron sus quejas que el artista molesto e indignado abandonó el lienzo dejándolo inacabado. Ella tenía la intención de que lo terminara alguno de los discípulos de David, sin embargo, éste le dijo: "Las mujeres tienen sus caprichos, y también los artistas; permítanme satisfacer los míos manteniendo este retrato". Cabe mencionar que Madame Récamier asistía a las sesiones de manera secreta, debido a que David tenía fama como revolucionario y amigo de grandes personalidades como Marat, Robespierre y Napoleón, lo que añadía una atmósfera de peligro.
Aunque Madame Récamier tenía apenas veintitrés años, ya era una mujer sumamente admirada, probablemente una de las más admiradas de su tiempo. A pesar de que a ella no le gustó la pose que eligió el artista para ella, irónicamente sería una pose imitada hasta el cansancio posteriormente.
Fue tal la importancia de este retrato, que luego se copiaría en numerosas ocasiones. El cuadro permaneció inacabado en el estudio de David y se cree que no fue visto por el público sino hasta después de ingresar al Museo del Louvre en 1826.